Quien soy
Bienvenidos
Si has llegado hasta aquí, te doy la bienvenida a mi mundo. Puede que el título de este blog te confunda. "Has las cosas muy bien" no es tan específico, bueno, quizás porque mi vida no fue tan simple como hubiese querido que fuera. Sin embargo, esta frase influyó mucho en mi vida y me ayudó un periodo muy oscuro y difícil de mi vida.Quién soy
Me presento, mi hombre es Jessica, pero en redes sociales me conocen simplemente como "Jess". Mi edad no importa tanto, digamos que viví menos de lo que desee y más de lo que debía. Extraño ¿no?
He sido muchas cosas, profesionalmente me gradué como educadora, académicamente emprendí otras carreras que, al final, por una cosa o por otra, fui descartando. Me aventuré a la informática, quería ser programadora, pero me fallaron los cálculos en algún momento. Tenía un trabajo fijo, muy bien remunerado pero lo abandoné por un fallonazo: seguir los sueños de otros no siempre es aconsejable si no tienes los tuyos como prioridad. Para la mayoría abandonar la estabilidad por un proyecto nada seguro es muy estúpido, sinceramente no lo pensé mucho, actúe por reacción más que por reflexión. Y de eso, lo único positivo que gané fue experiencia.
Un hoyo muy profundo
Se dice que tocar fondo ayuda a priorizar lo que es bueno para ti, en mi caso ese tipo de reflexión duró mucho en darse. Me quedé sin trabajo estable, en algún momento renuncié a mis supuestas amistades y me sumergí en una fuerte depresión. Pensé en algún momento quitarme la vida. Me adentré en una vorágine de vicios que fue cambiando mi personalidad hasta el punto que no era ni la sombra de quien había sido. Mis decisiones alocadas ,las decepciones que sufrí y mis adicciones calaron en mi estado de ánimo. En algún momento perdí el norte, olvidé cuales habían sido mis metas, sentía que mis propias capacidades estaban menguando y como una pesada roca fui cayendo más profundo.
Me tiran un ancla
La soledad es muy mala consejera cuando sufres depresión crónica, y en medio de ese estado de indecisión y desequilibrio emocional, llegaron, regresaron... no, el hecho es que siempre estuvieron ahí, solo que en medio de mi crisis mental no les presté atención. ¿Quiénes siempre están ahí para ti, quiénes te aman por encima de todo, quiénes esperan todo de ti, y aunque los decepciones, siempre tienen esperanza en que retomarás el camino correcto? Si, los padres.
Papá y mamá. Es curioso, porque por años ellos intentaron entrar en ese mundo descalabrado en la que estaba inmersa, pero ellos no perdieron la fe.
Mi papá, el hombre estricto y severo, pero con un corazón de oro, trabajador incansable, humilde y honesto, que siempre cumple su palabra sin importar qué. Mi mamá, inteligente y sabia, siempre tenía las palabras correctas, consentidora, discreta. Papá y mamá, en retrospectiva mis mejores y únicos amigos, a los que hasta ese momento no valore como tales... que estupidez de mi parte.
En mi vida pasaron muchos que se hicieron llamar mis amigos, pero nunca lo fueron. Cuando más hondo estaba, me abandonaron a mi suerte. Pero mis padres no, ellos nunca me dejaron ni lo han hecho hasta ahora
Para levantarse, aprende a dar un paso a la vez
Regresar a casa en una forma tan miserable luego de irte con sueños, deseos y una vida estables es caótico. Al principio fue una situación compleja, porque en mi ignorancia y arrogancia pretendía seguir con mi estilo de vida, junto con mis vicios. Pero si estaba ahí otra vez no era para que la casa de mis padres se convirtiera en una prolongación del desastre que había sido mi vida los últimos años. Mis padres lo entendían bien, me pusieron reglas, algunas simples pero básicas para la buena convivencia.
Fui rebelde al principio, sumida en mi egocentrismo mal llevado y en un deseo de mantenerme en mi zona de confort no les hice las cosas sencillas al inicio, pero quien toca varias veces logra en algún momento que le abran la puerta, y así fue
No fue rápido. Duré muchos años en destruir mi vida, así que reconstruirla era un proceso largo. Y comencé con lo básico: mi rutina diaria.
Cosas tan básicas tuve que volverlas a retomar: levantarse temprano, bañarse y ponerse ropa limpia, arreglar la cama, cumplir con una lista diaria de tareas, que iban desde barrer hasta cocinar. Y no es que mis padres veían en mi a una empleada o doméstica, simplemente que había olvidado lo que era cuidarse así mismo, sentirse feliz de ser útil, acicalarse o por lo menos estar presentable, verse al espejo y sentirse fresco y saludable, pero sobre todo, ser parte de una familia.
Esa convivencia diaria fue lo que más me ayudó: comencé a desarrollar hábitos nuevos, como sentarme a medio día a almorzar con mi mamá y quedarnos charlando media hora o más, retomar la lectura y poco a poco volver a una de mis aficiones que había dejado olvidadas: escribir. Adoro escribir, desde niña, no recordaba cuánto tiempo había pasado desde que escribí mi último cuento. Y fue así como retomé mi mayor afición, escribiendo un cuento.
Amarse antes que amar a otros
Quizás mi mayor reto en todo este proceso fue amar la persona que soy. Siendo sincera todavía lucho por eso, hay partes de mi vida que me duele recordar, sin embargo mis errores y horrores forman parte de ese algo que es mi experiencia, quien soy ahora se debe a todo lo que viví, lo bueno y lo malo. No es fácil amarse, pero sobre todo es sumamente difícil perdonarse.
A veces siento la necesidad de culpar a otros por mi desastre, eso sería tan fácil, pero el hecho es que las decisiones las tomé yo, nadie me obligó. Esa Jess tan equivocada sigo siendo yo, no hay forma de que pueda cambiarlo, pero si puedo aprovechar todo eso que aún me duele en un incentivo para no dejarme vencer nunca más.
La persona que soy merece ser amada por mi misma, porque a pesar de lo bajo que cayó, sigue luchando por levantarse poco a poco, paso a paso. Donde estoy ahora es gracias al camino que recorrí, lo que viví y sufrí me llevaron aquí.
Amarme para amor a otros, valorarme para valorar lo que mis padres hicieron por mi, perdonarme para perdonar a quienes me decepcionaron. Esos son los retos que tengo y tendré siempre.
Haz las cosas muy bien
Es el nombre de mi blog y no es una frase al azar. Un dicho que mi papá siempre dice es "No se hacen las cosas bien, se hacen muy bien". Es una idea simple sin embargo hay mucha verdad en ella: todo lo que te propongas hazlo con determinación. No puedes avanzar si dudas, si no te esfuerzas, si no luchas por superar los obstáculos. Y yo he sido mi propio obstáculo por mucho tiempo. Por eso, quiero comenzar un nuevo periodo de mi vida creyendo firmemente en mi potencial como persona, porque mis padres creyeron en él, porque vieron en mi algo que yo simplemente no veía o había olvidado. Quiero reencontrarme y cruzar los límites que, inconscientemente, me impuse. Y sobre todo, quiero ser feliz
Qué les ofrece este blog
En primer lugar, no puedo ofrecerles una receta para salir de la depresión. No soy terapeuta, ni motivadora, no soy especialista en absolutamente nada de hecho. Lo único que puedo ofrecerles son experiencias de vida, hobbies, ideas, todo aquello que he ido reconstruyendo
Les comparto una parte de mi propio ser, para que caminen conmigo en esta travesía llamada vida, y si algo de lo que encuentren aquí les ayuda un poquito o tienen una mejor idea que la que comparto, háganmelo saber, ayúdenme a crecer.
Gracias por haber llegado aquí, sean felices.
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